Un viaje a Poques y Písac, en el corazón de los Andes peruanos, nos sumergió en un mundo donde el tiempo parece haberse detenido. Poques, una comunidad llena de historia y tradición, nos recibió con los brazos abiertos, mientras que las imponentes ruinas del complejo arqueológico Pisac nos transportaron a la grandeza del imperio incaico.
El contraste entre la vida cotidiana de los habitantes de Poques y la majestuosidad arqueológica de Písac ofreció una experiencia única y enriquecedora. Desde los cálidos saludos en el mercado hasta la impresionante vista desde los andenes prehispánicos, cada momento del viaje fue una revelación de la vibrante cultura andina.
Este paseo marcó el cierre de la reciente edición del Seminario Interdisciplinar Písac (SIP), del Programa de Estudios Andinos, que se lleva a cabo en el Centro Académico PUCP «Valentín Paniagua». El evento celebró su decimosexta edición, y reunió a destacados académicos, estudiantes y profesionales interesados en la antropología, arqueología, historia y lingüística andinas.
El viernes 5 de julio amaneció con un sol brillante que comenzaba a calentar el aire frío de la mañana. Nos despertamos temprano en el pueblo de Písac, llenos de emoción por el día de exploración que nos esperaba. La anticipación de visitar la comunidad de Poques y el sitio arqueológico de Písac llenaba el aire con una energía palpable.
Partimos del hotel a las 9:30 a.m., con el sol asomando sus rayos dorados detrás de las montañas. El valle de los incas nos recibió despejado, mientras las calles de Písac bullían de vida. Los alumnos y profesores participantes del SIP y nosotros compartíamos un sentimiento de camaradería, ansiosos por las experiencias que el día nos deparaba.
A una hora de camino desde Písac, nos adentramos en una trocha flanqueada por verdes pastos y casas bien conservadas. Llegamos a Lamay, donde recogimos a nuestro guía, Nicanor, quien se encargaría de asistir a la Dra. Carmen Escalante, profesora de la Universidad San Antonio Abad del Cusco; ella, para suerte de todos los presentes, tomó el rol de guía en esta expedición. Las curvas del camino nos llevaron a 2,917 metros sobre el nivel del mar, donde el frío se hacía sentir más. A las 10:45 a.m., llegamos a Poques, una encantadora comunidad donde los habitantes se reunían en una losa techada, frente a la casa comunal, que funcionaba como mercado.
Profesora e investigadora invitada de la Universidad San Antonio Abad del Cusco
Nos recibieron con fuertes abrazos y cálidos saludos. A través de un traductor, Nicanor y los ancianos del lugar explicaron en quechua la importancia histórica de Poques, su memoria colectiva y la armonía en la que viven. En tiempos prehispánicos, los incas expulsaron a los Poques de Cusco y ellos aún viven en el mismo lugar desde hace más de cinco siglos. Nos explicaron cómo, en tiempos pasados, las casas estaban dispersas, pero la comunidad organizó las calles y repartió la tierra de manera equitativa.
Para la Dra. Carmen Escalante, de la Universidad San Antonio Abad de Cusco, la comunidad de Poques se organiza bajo un notable sistema comunitario. «Tienen una forma de organización social ejemplar porque practican una democracia directa de nombrar, para uno o dos años, su Junta Directiva, con presidente de la comunidad; y lo que es el alcalde varayoc para el cumplimiento de sus tradiciones y costumbres. Es ejemplar porque ellos lo hacen como un servicio a la comunidad», explica.
En tiempos prehispánicos, los incas expulsaron a los Poques de Cusco y ellos aún viven en el mismo lugar desde hace más de cinco siglos. Nos explicaron cómo las casas estaban dispersas, pero la comunidad organizó las calles y repartió la tierra de manera equitativa.
Nos reunimos en círculo con ellos, quienes compartieron sus costumbres. Ellos nos mostraron sus artesanías, como telas y cerámica. Observamos las prácticas agrícolas, admirando la dedicación de los agricultores locales mientras nos enseñaban cebada, habas, papa y trigo. La belleza natural de Poques es impresionante, con paisajes de puna a 4,000 metros sobre el nivel del mar y campos de ichu extendiéndose en la cima de las montañas que nos rodeaban.
Más tarde, nos dirigimos a la laguna de Totorcocha, a 25 minutos del pueblo. El viento era fuerte, pero la vista era impresionante. Nos tomamos fotos y admiramos los colores azul, esmeralda y plateado en la superficie del agua, y quedamos maravillados por la prístina naturaleza del lugar.
Nuestro viaje continuó hacia lasruinas de Písac, donde lasmajestuosas paredes incaicas y los andenesnos dejaron sin aliento. Junto con nuestro guía Clever Gabancho nos perdimos en el laberinto de paredes y escaleras construidas siglos atrás. Clever nos contó sobre losorificios en una de las montañas frente al sitio arqueológico, donde se enterraban los cuerpos de la antigua población. Los profesores, alumnos y nosotros escuchábamos con atención las palabras expertas del guía. La luz cálida del atardecer jugaba con las sombras, haciendo aún más místico el valle.
Profesora e investigadora invitada de la Universidad de Newscastle, Reino Unido
Desde una considerable altura, admiramos el valle y los magníficos andenes de Písac. Nos perdimos en el laberinto de paredes, cruzando las altas y angostas escaleras construidas por los incas. Observamos cómo el sol se ocultaba tras las montañas, mientras el día mantenía una luz cálida. Y nos llamábamos entre nosotros para ubicarnos, aunque a veces solo el eco nos respondía. En medio de las ruinas, le preguntamos a la Dra. Rosaleen Howard, docente de la Universidad de Newscastle, qué pensaba del sitio arqueológico. «Venir a Písac es algo extraordinario. Este es un Programa de Estudios Andinos, y venir aquí a la capital de los incas y al Valle Sagrado es inspirarnos para seguir adelante», sostuvo.
Finalmente, cuando todos nos reencontramos, vimos cómo Pisac, con su juego de luces y sombras, se despedía de nosotros… Hasta el próximo seminario.
Destacados académicos, estudiantes y profesionales se dieron cita en la decimosexta edición del Seminario Interdisciplinar Písac 2024, organizado por el Programa de Estudios Andinos, con el fin de discutir y compartir avances en antropología, arqueología, historia y lingüística andinas.
El evento, que se realizó en el Centro Académico PUCP «Valentín Paniagua», se viene consolidando como un espacio de encuentro académico orientado al entendimiento de las culturas prehispánicas y contemporáneas de los Andes.
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Fuente: Punto Edu