Los últimos días estamos asistiendo a una escalada de violencia inadmisible en una sociedad que se pretende democrática. Violencia ejercida en el sur andino y otras zonas del Perú mientras en la capital, algunos políticos continúan actuando como si no pasara nada y todo fuera un problema de represión y recuperación del orden público.
Voceros del Estado atribuyen la violencia en las protestas a grupos violentistas, delicuenciales, terroristas o infiltrados internacionales, desconociendo las reivindicaciones sociales y políticas de una porción importante de la población.
La represión violatoria de los derechos humanos es inadmisible. Quienes esperamos que tras los trágicos sucesos del pasado mes de diciembre habría recapacitación, diálogo y una mejor estrategia desde los poderes del Estado para dialogar con la población con el fin de resolver la crisis política y social, constatamos que el gobierno parece no haber aprendido nada: mantiene una lectura errónea de los sucesos políticos del país que pretende gobernar, arrastrando a una porción importante del mismo hacia la polarización al desconocer a las y los ciudadanos que protestan, reprimiéndolos y ocasionando, una vez más, la pérdida de vidas humanas.
No podemos permanecer ajenos a estos sucesos que enlutan a todo el Perú, por lo que nos sumamos a las voces que piden y exigen una solución que efectivamente nos haga reencontrarnos como peruanos iguales en derechos y obligaciones.
Creemos que la solución empieza por evaluar los sucesos con inteligencia atendiendo a su complejidad. Las acusaciones y respuestas que simplifican, estigmatizan y reducen las movilizaciones a intereses subalternos subversivos, criminales o secesionistas, impiden recoger las demandas ciudadanas y no contribuyen a resolver el problema.
Las protestas son políticas en el buen sentido del uso del término. Reclaman reivindicaciones hacia lo que consideran un mejor gobierno del país en el que viven. Y los objetivos políticos, como las demandas por una nueva Constitución, pueden y deben ser dialogados y, en algún momento, definidos democráticamente.
Los reclamos políticos incluyen la renuncia de la presidenta y el adelanto de elecciones. Quien está en el gobierno debería preguntarse qué legitimidad puede tener tras tanta represión y muerte. Sobre todo, cuando en vez de resolver el conflicto, lo provoca y agudiza. No se puede anteponer un formulismo legal a la solución de una crisis cuando se han desbordado las capacidades formales, políticas y legales para resolverla. El Congreso continúa actuando como si fuera políticamente legítimo, privilegiando y defendiendo intereses subalternos en lugar de atender una crisis de la que es ampliamente responsable.
No se puede garantizar el orden público a costa de la vida de la población. No debe haber represión ciega disfrazada bajo el manto del ejercicio lícito del uso de la violencia. No más muertos.
Que haya justicia es imperativo para restaurar la paz. Las reparaciones a las víctimas son insuficientes si no se aclaran a la brevedad las responsabilidades en las muertes de cerca de cincuenta peruanos. Y no es solo una tarea de la fiscalía, es tarea del gobierno.
Tampoco son admisibles el desborde y la violencia generados en el calor de la movilización o por la acción de intereses subalternos en el marco de la movilización y la protesta ciudadana. El respeto y la tolerancia deben fluir desde todas las posiciones políticas y sociales.
Se requiere voluntad de diálogo y mediadores capaces de restablecer puentes necesarios de entendimiento entre la ciudadanía. Establecer caminos de comprensión y negociación supone la necesidad de una serie de gestos políticos de todas las partes, que abran el camino hacia una solución creativa y sostenible, más allá de formalismos y palabras.
Alejandro Diez
Maria Eugenia Ulfe
Guillermo Salas
Juan Carlos Callirgos
Cecilia Rivera
Patricia Ames
Gerardo Castillo
Gerardo Damonte
Carmen Yon
Maria Luisa Burneo
Rafael Mendoza
Giuliana Borea
Martha Rojas Zolezzi
Mauricio Godoy
Sandra Rodriguez
Carlos Zevallos Trigoso
Jorge Juárez Li
Mercedes Figueroa Espejo
Puedes descargar el comunicado en PDF aquí.